sábado, 15 de marzo de 2014

A los que siempre creyeron

Sabes, acaso, de dónde vienes?
Sabes, quizás, a dónde vas?
Disciplina no es una mala palabra,
y leo tu nombre en una bilis amarillenta,
me saco la ropa para escribir,
y me siento menos atado a mi mismo.
Escamas en el corazón.
Y yo lucho,
lucho día y noche a capa y espada,
a piedras y palos,
con las manos,
con los dientes.
Yo puedo matar al dragón,
le doy muerte todos los días,
hasta que el sol vuelve a salir
entre hojas de palmera.
Por eso no duermo de noche,
solsticio de invierno.
Ellos inventaron la muerte,
y quieren que la llevemos colgada en la muñeca.
En esta Tierra somos vencedores,
no importa lo que digan.

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