viernes, 6 de junio de 2014

Ignis Fatuus

Con vos aprendí a consolar otra vez el sueño,
a sentirme inmortal cada vez que abro un ojo, a respirar bajo el agua
y escupir fuego fuera de ella.
Porque somos jovenes, y yo me habia olvidado de estar vivo en esta tierra de muertos.
Viniste envuelta en un huracán cuando yo me sentaba en el ojo de la tormenta
viendo las casas destruirse a mi alrededor.
Nos tenemos a nosotros, y pienso que no necesitamos nada mas que eso.
Ahora solo puedo digerir galaxias enteras donde florecen los planetas.
Te llevo conmigo por el resto de los días, y ya no me importa lo demoledor del tiempo,
lo frío del verano, ni lo oscuro de los días.
Un rompehielos en el círculo polar, lo suave de tus manos y el calor de tus besos.
Te digo que nos vayamos de acá, que este lugar no nos puede dar nada que no tengamos,
que este mundo es de nosotros,
Yo admiro tu temple, el seguir hacia adelante y no dejarse caer por nada
por mas que los pilares lo hagan. 
Ya no me permito caer mas bajo y sigo por vos.
El seguir después de ese furtivo ataque y el volver a construir
es nuestro turno esta vez.
Tenés una sola chance, y todos los dados son tuyos.
El fuego sólo sabe consumir lo material, 
pero el amor siempre esta ahí, no necesitas buscarlo entre escombros
ni fotos viejas, el amor está ahí y es lo que nos mantiene vivos
lo que nos ata, haciendo nudos los abrazos, los lazos.
Dejate caer, no importa lo largo o lo violento de la caida.
Mis brazos siempre están abiertos.

A Luciana, siempre.